Las energías solares y eólicas no se plantean en competencia ni son excluyentes, son, en sí, complementarias. Siendo actualmente la energía solar la más barata de todos los tipos de generación de energía, la eólica es la segunda más económica y además, puede generar energía en horas en la que el sol no alumbra o es más débil – en la noche y en el invierno, por ejemplo.
Los sistemas de energía solar y eólica ofrecen importantes beneficios ambientales en comparación con las fuentes de energía convencionales, por lo que contribuyen en gran medida al desarrollo sostenible de las actividades humanas. Ambas tienen de los impactos ambientales más bajos de cualquier otra fuente de generación de electricidad. A diferencia de las fuentes convencionales, ellas reducen significativamente las emisiones de carbono, ahorran miles de millones de litros de agua al año y reducen la contaminación del aire que crea smog y desencadena ataques de asma y otros problemas respiratorios.
No obstante lo anterior, se presenta a continuación una comparación de los impactos ambientales más significativos de cada una:
Solar
El despliegue a gran escala de estos sistemas tiene que hacer frente a posibles implicaciones ambientales negativas, en que las principales son:
Eólica
Los principales impactos que tienen estos tipos de proyectos de energía renovable son los que se indican a continuación:
Parques eólicos en el mar
En varias partes del mundo existen parques eólicos en el mar donde se aprovechan los vientos de mayor velocidad y constancia. Sin embargo, las condiciones marinas en Chile, presentan un desafío mayor y, por el momento no abordable, debido a la profundidad del mar y la actividad sísmica en la zona que dificultan el desarrollo de este tipo de proyectos en nuestro país.