Consultas sobre el proyecto

  1. ¿Cuál es la disminución de la huella de carbono?  
  2. Deberían ser menos turbinas, 60 o 70 son muchísimas para todo el ecosistema que allí se encuentra. 
  3. Preocupación por el tamaño de los aerogeneradores.  
  4. Por favor hacer lo posible para que el camino sea más pequeño. Tratar de trasladar las turbinas con helicóptero, de forma aérea para que por tierra solo se trasladen los camiones. Preocupación por los impactos ambientales del camino 
  5. El subir el material por medio de camiones provoca mucho impacto ambiental; en helicóptero “sí” se puede subir sin problemas. 
  6. Impacto por el camino que pasa por Picarquín.  
  7. ¿Cuántos años es la vida útil del proyecto? En óptimas condiciones 
  8. ¿Para cuantos años se proyecta el parque?  
  9. ¿Por qué la operación dura de 20 a 30 años y no para siempre?  
  10. ¿Se considerará ampliar el proyecto en algún momento? ¿Cuánta cantidad y o espacio?  
  11. ¿Tienen los permisos y las autorizaciones correspondientes?  
  12. ¿Quedará estipulado que cualquier daño que se produzca en el acceso durante la ejecución del proyecto será reparado?  
  13. ¿Quién es el responsable de retirar todo una vez finalizado o terminado el proyecto? 
  14. ¿Quién se hace cargo de la basura? 

Con ya más de 40 años de evolución, los aerogeneradores se han desarrollado en todos los aspectos y ello puede atribuirse a la introducción de iniciativas en todo el orbe para combatir la celeridad del Cambio Climático debido a la creciente proporción de CO2 en la atmósfera. Las energías renovables están creciendo exponencialmente, con las energías solar y eólica a la cabeza, y si el ritmo de crecimiento continúa, para 2050 un tercio de las necesidades de electricidad del mundo se abastecerá con la energía eólica. 

La contribución al abatimiento – término con el que internacionalmente se reconoce a la lucha por disminuir el gas carbono (CO2) de la atmósfera – por parte de la energía eólica se basan en la cantidad de CO2 que emiten las actuales generadoras de energía y consideran un factor de abatimiento fijo, ya que se asume que se sustituyen las fuentes de generación de alta emisión de carbono. Aquella cantidad fija puede ser inadecuada para el largo plazo, en la medida que el conjunto de todas las plantas generadoras de la mayoría de los países se va descarbonizando más y más y, en consecuencia, la energía eólica reemplazaría a tecnologías cada vez menos contaminantes e incluso a otras tecnologías menos competitivas de bajas emisiones de CO2. Si se tiene en cuenta este efecto, factor de abatimiento anual por energía eólica puede variar de aproximadamente de 422 a 741 ton de CO2/GWh en 2015 a alrededor de 222 a 515 ton de CO2/GWh en 2050. Mientras que la reducción total de CO2 oscilaría entre 6600 y 13100 millones de ton de CO2 en el período 2015-2050. Es decir, Parque Eólico La Punta contribuiría a disminuir entre unas 300 y 500 mil toneladas de CO2 al año. 

Los avances tecnológicos permiten construir máquinas más grandes (aspas más largas, torres más altas y generadores más potentes), más confiables, más amigables con el medio ambiente (por sus materiales y tamaño, también más grandes significa menos turbinas, menos elementos, mejor aprovechamiento del recurso, etc.)  y, con ello, ir reduciendo permanentemente el costo de producción de energía. Escalar una turbina eólica es una tarea difícil, que requiere soluciones innovadoras, así como nuevas configuraciones y diseños, no obstante, han crecido desde un diámetro de rotor de 30 m y una potencia nominal de 300 kW, habitual a finales de los años 80, a 164 m de diámetro del rotor y 8 MW de potencia actualmente. 

Proyecto La Punta SpA lleva años estudiando y desarrollando este parque eólico y, como cualquier persona natural o jurídica, lo hace con un objetivo principal cual es diseñar, construir y operar su proyecto de forma tal que el costo y el precio final a clientes de la energía producida sea el mínimo posible. Este propósito, a la vez, está perfectamente alineado con la disminución de los impactos ambientales y sociales del proyecto; también con el de las instituciones públicas, reguladores, clientes y comunidades, por lo que genera una situación en la que todos ganan. 

Que el camino de acceso, como otros elementos constitutivos de la inversión total del proyecto, tengan la menor dimensión posible, pero que asegure una operación segura y eficiente, forma parte de aquel objetivo. Para los elementos de gran tamaño constitutivos de los parques eólicos en tierra firme, no existe otra tecnología de transporte que la terrestre, aunque han ido evolucionando para disminuir las exigencias de diseño en cuanto a pendientes y radios de giro de caminos y plataformas de instalación. 

También forma parte del mismo afán optimizante, ocupar debidamente y bajo las normas imperantes, la infraestructura de caminos existente. Se contempla que el traslado de grandes elementos se hará en vehículos especiales fundamentalmente por las vías H-111, H-15-G (Picarquín) y H-173, en horarios y frecuencias especialmente escogidas para causar el menor disturbio posible a sus usuarios frecuentes. 

Acorde con aquel dinamismo evolutivo y mandato optimizante, más arriba mencionados, Proyecto La Punta SpA tiene la obligación de aprovechar eficientemente el recurso natural existente en el sitio, y de allí su tamaño y configuración: 65 aerogeneradores y 364 MW como máximo. 

Aunque lo ideal es diseñar el parque para su tamaño óptimo y que éste se construya de acuerdo con ello, no es poco probable que se consideren ampliaciones futuras. Dicha ampliación tendrá mucho que ver con el comportamiento efectivo de la calidad del recurso eólico y las variables de operación con respecto a los valores utilizados al momento de su diseño, situación que se verificará en años. En el caso particular del proyecto Parque Eólico La Punta, la mayor incertidumbre tiene que ver con la caracterización del flujo de viento en laderas muy pronunciadas y, de comprobarse que las zonas descartadas podrían dar cabida a nuevas ubicaciones para aerogeneradores, quizás se consideraría una ampliación. Por otra parte, terrenos vecinos, que actualmente no forman parte del Proyecto, podrían ser considerados como áreas con potencial eólico. Toda ampliación dentro de los límites del predio La Punta o fuera de ella, debería ser marginal, es decir de un orden de magnitud menor o una fracción del actual Proyecto. 

Por otra parte, los aerogeneradores se escogen, antes que todo, para resistir las características específicas del viento en cada sitio y generalmente están diseñados con criterios de optimización para una vida útil de 20 años, pero muchos pueden seguir operando más allá de su vida útil original. De hecho, la operación de un aerogenerador a menudo se puede extender mediante reparaciones menores y de bajo costo. Que ello ocurra dependerá de las exigencias climáticas a que se sometió cada aerogenerador, esto es, de la historia de esfuerzos que suman a la fatiga de sus elementos estructurales (torre, aspas, pernos de sujeción, etc.) y del resultado de las continuas inspecciones técnicas a que se someten. 

Actualmente Proyecto La Punta SpA ha ingresado su expediente ambiental al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA)  evento que ocurrió en el segundo semestre de 2020 – y con ello se inició el trámite ambiental conducente a la obtención de la Resolución de Calificación Ambiental (RCA) del proyecto. Esta resolución regulará el comportamiento ambiental durante la construcción, operación y abandono del sitio. El titular del proyecto debe cumplir con todas y cada una de las exigencias y compromisos establecidos en la RCA del proyecto, entre las que, por supuesto, incluye el manejo de los deshechos y disposición final de materiales y equipos, de no hacerlo arriesga multas e, incluso, la suspensión de la licencia y la paralización. 

Una vez cumplida la vida útil de los aerogeneradores, Proyecto La Punta SpA debe desmantelarlas siguiendo todas y cada una de las reglas de gestión de residuos que comprometen durante la tramitación ambiental del proyecto – tramitación que la empresa comenzará en Julio de 2020Las actividades de cierre consideran el desmontaje y retiro de todos los equipos instalados por el proyecto, además de la restauración del sector de las fundaciones, mediante manejo de material que le permita mantenerlas bajo tierra, a una profundidad efectiva similar a la del suelo original. Esta actividad es costosa, pero debe ser considerada como parte del costo de producción al momento de decidir el financiamiento y construcción del proyecto – y lo usual es que las empresas vayan reservando anualmente, hacia el fin de la vida útil de las turbinas, un fondo para hacerle frente. 

No obstante, lo anterior, dado que el recurso eólico en el sitio es de carácter permanente y renovable, lo más común es que se aproveche la infraestructura construida, las turbinas se repotencien, se desmantele sólo una parte de la capacidad instalada y se instale un “nuevo” parque.